Tristeza de cuentos infantiles y luciérnagas despavoridas, diosas de lo oscuro.
Tristeza a la espera del amanecer, y de las voces perdidas de te quieros.
Tristeza lejana, razón de olvidos y posibilidades, dolor de pasos que no han de llegar, de juegos rotos antes de tocar sus manos, de vientre vacío y caricias abandonadas.
Tristeza a la espera de la vida... que se va.
Inesperado.
(Foto de archivo)
(Foto de archivo)
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