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jueves, enero 06, 2011

Sin título/sin imágenes

Todos bajan al hueco de la ciudad: los sin piernas, los sin dientes, los sin manos, los sin rostro, incluso yo. Todos bajan al hueco de la ciudad y siento un dolor enorme en venas que no son de mis brazos. Venas de gentes que no conozco, de gentes que no veo, que no toco, que no existen.
Todos bajan al hueco de la ciudad y es como el recreo en el antiguo patio de la escuela.
Hay gritos de guerra, hay tolerancia, hay disciplina, hay horrores. Y sobre todo hay gentes que no existen.
Todos bajan al hueco de la ciudad, incluso yo. Todos bajan al hueco de la ciudad.
Algunos no regresan.


Lisboa, sept.-oct., 1998

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